La leyenda:

Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles daban manzanas de oro.
La diosa Gea había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para Zeus y Hera.
Las Hespérides cultivaban el Jardín y éste era custodiado por Ladon, un fiero dragón que arrojaba fuego por sus cien cabezas.
Hércules, el héroe más grande de la antigüedad, recibió la misión de realizar doce tareas, consideradas muy difíciles y conocidas como "Los doce trabajos de Hércules". El undécimo trabajo de éste consitió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Las manzanas fueron entregadas a la diosa Atenea, quien las devolvió al jardín y sus jardineras, las Hespérides.
En cuanto a Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas, sigue vivo en us hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda la sangre, que manaba de las herdias mortales del dragón, cayó sobre el jardín y de cada gota creció un drago.

Bienvenidos/as

El Jardín de las Hespérides es un lugar donde pretendo expresar y compartir todo lo que siento. El sitio donde desahogarme.
Un escondite a la luz.
¡Deseo que os guste!


martes, 31 de mayo de 2011

¡Ahora lo sé!


He aprendido a ser paciente, que un “piénsalo” no es una excusa para evadir la conversación. He comprendido que para obtener resultados distintos no se pueden hacer siempre las mismas cosas, hay que cambiar el procedimiento. He podido darme cuenta de que las cosas malas está bien decirlas, pero nunca está de más recordar que las buenas, también están ahí y que, de vez en cuando, hay que elogiarlas. Porque los méritos están para ser reconocidos.
He aprenido que atacar no es la solución, que es mejor hablar. He podido darme cuenta de que el pesimismo hace que las cosas siempre se vean color de hormiga, pero que un simple cambio de actitud hace que de pronto, vea cosas que antes no podía.
Me he percatado de que si me siento segura de mí misma, todo está mejor, que las bromas están pare reírlas, no para tomarlas como una ofensa. Que las minucias, no son lo suficientemente importantes, como para enfadarme.
He aprendido que no hay nada que no se pueda decir con una sonrisa y que si yo estoy feliz, él también lo está.
Me he dado cuenta a tiempo, que la culpa no es suya ni mía, sino de los dos, que no se ha de decir esto va mal, sino pensar en el por qué va mal y hacer por cambiar las cosas, que quejarse no es el camino adecuado.
He aprendido a relajarme, a dejar el tiempo fluír y de pronto, ogio cosas que antes no oía, veo cosas que antes no podía y todo por el simple hecho de ser algo más razonable.
He comprendido que sí soy especial, pero antes me negaba a verlo. He aprendido que si confío en mí, todo va mejor.
Ahora sé que con una simple mirada puedo decir muchas cosas, que una caricia es sinónimo de confianza. He comprobado que un abrazo es igual que decir estoy a aquí, siempre he estado… Que cuando me hace falta me escucha y así, yo también puedo escucharle.
He sabido ver que no es que haya cambiado, sino que antes sólo me dedicaba a ver las cosas malas, impidiéndome disfrutar de las buenas.
He comprendido que nunca está de más decir te amo, y que un beso nunca sobra.
Ahora sé que todo está bien. Aprendí que lo difícil no es llegar a la cima, sino nunca dejar de subir. He comprobado que una vez dejé de tener miedo a perder, comenzé a temer no ganar.
He aprendido que mis debilidades son mi único rival y que éstas, a su vez, son la mejor opción para superarme. Ahora entiendo que los sueños sólo están para hacerse realidad y que el amor no es una simple etapa de enamoramiento, sino una filosofía para la vida.
He conseguido darme cuenta de que es mejor no esperar las oportunidades, sino buscarlas yo misma. Darme cuenta de que cada día es un nuevo motivo para ser feliz. Que la esperanza es lo último que se pierde, porque en cada desierto, se puede hayar un oasis.
Ahora, como una vez dijo un sabio, por fin comprendo estas palabras:
“Cualquiera puede enfadarse, eso es algo muy sencillo. Pero enfadarse con la persona adecuada, en el grado exacto, en el momento oportuno, con el propósito justo y del modo correcto, eso, ciertamente, no resulta tan sencillo.”
Ahora, por fin, he dejado de dormir para descanzar, ahora simplemente duermo para soñar.
He comprendido que ahora lo justo sería darte las gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario