La leyenda:

Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles daban manzanas de oro.
La diosa Gea había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para Zeus y Hera.
Las Hespérides cultivaban el Jardín y éste era custodiado por Ladon, un fiero dragón que arrojaba fuego por sus cien cabezas.
Hércules, el héroe más grande de la antigüedad, recibió la misión de realizar doce tareas, consideradas muy difíciles y conocidas como "Los doce trabajos de Hércules". El undécimo trabajo de éste consitió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Las manzanas fueron entregadas a la diosa Atenea, quien las devolvió al jardín y sus jardineras, las Hespérides.
En cuanto a Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas, sigue vivo en us hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda la sangre, que manaba de las herdias mortales del dragón, cayó sobre el jardín y de cada gota creció un drago.

Bienvenidos/as

El Jardín de las Hespérides es un lugar donde pretendo expresar y compartir todo lo que siento. El sitio donde desahogarme.
Un escondite a la luz.
¡Deseo que os guste!


miércoles, 9 de mayo de 2012

Algún día llegará...

La RAE define el cansancio como la falta de fuerzas que resulta de haberse fatigado. Y a su vez la fatiga se define como una molestia ocasionada por un esfuerzo más o menos prolongado o por otras causas y que se manifiesta, generalmente con una respiración frecuente y difícil.
Pues yo no me siento con una respiración difícil, y si quiera tengo fatigas, pero sí me siento cansada.
Cansada de una situación que dejé de comprender hace tiempo, cansada de luchar contra viento y marea y al final, siento que para nada... 
¡Me cansé! simplemente se me agotan las fuerzas, la ilusión se esfuma entre mis dedos... lo siento, pero no puedo, yo sola no puedo.
Me he esmerado por demostrar las cosas, por cambiar, he puesto de mi parte, pero a veces es justo que los esfuerzos sean reconocidos, aunque uno haga las cosas de corazón no está de más que se tengan en cuenta y se premien... 
A veces me culpo, me culpo por andar perdiendo la ilusión, pero... sin embargo la ilusión de nada vale si la realidad no le toma de la mano.
Sí, hay promesas, muchas... pero todas en el aire y lo siento, pero quien no demuestra lo que siente está dispuesto a perder lo que quiere y a mí sólo me queda aguantar... aguantar hasta que el cuerpo y el corazón digan ¡Basta!
No es fácil, me duele, porque es complicado, ya que el corazón tiene motivos que la razón no entiende... 
He probado a llorar, a callar, a hablar... y simplemente me queda esperar, pero la espera desgasta tanto, tantísimo... 
Seguiré riendo ante la confusión, sonreiré a través de las lágrimas y recordaré que todo pasa por una razón, no sé hasta cuando, pero algo te puedo asegurar, y es que ya falta menos para ese "algún día"