Resulta, que en ocasiones, hacemos cosas que creemos que están bien hechas, pensamos que la otra persona no sabe nada, pero nos equivocamos, a veces sabe más de lo que imaginamos. En ese momento es cuando la cagamos. Cuando una mentirijilla sin importancia tiene un gran significado en la persona que creíamos, desconocía nuestros pensamientos.
A veces me pregunto ¿ por qué se inventaron tantas cosas inútiles y no esa regla ? Otras, prefiero que esa regla no exista, porque así, cuando soy yo la que sabe más de lo que otros piensan, puedo darme cuenta de lo que valen las personas, y sus actos, de cómo son en realidad. Pero luego llega el sentimiento de tristeza, el que te invade por sentir que duele más una decepción que una traición... ahora, creo que es uno de esos momentos, uno de esos días, en los que la ambigüedad me mata. En los días que me pregunto si las cosas que han cambiado han sido cambiadas desde el corazón, o simplemente por aparentar... ¡Tengo que reconocerlo! Hoy la duda me mata...
Hoy quiero tener esa regla en mis manos, hoy la busco de forma desesperada, pero no es para mí, sino para esa persona que sin darse cuenta, hoy, me ha decepcionado.
Y es que resulta... que a veces es mejor no saber tanto...
No hay comentarios:
Publicar un comentario