La leyenda:

Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles daban manzanas de oro.
La diosa Gea había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para Zeus y Hera.
Las Hespérides cultivaban el Jardín y éste era custodiado por Ladon, un fiero dragón que arrojaba fuego por sus cien cabezas.
Hércules, el héroe más grande de la antigüedad, recibió la misión de realizar doce tareas, consideradas muy difíciles y conocidas como "Los doce trabajos de Hércules". El undécimo trabajo de éste consitió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Las manzanas fueron entregadas a la diosa Atenea, quien las devolvió al jardín y sus jardineras, las Hespérides.
En cuanto a Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas, sigue vivo en us hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda la sangre, que manaba de las herdias mortales del dragón, cayó sobre el jardín y de cada gota creció un drago.

Bienvenidos/as

El Jardín de las Hespérides es un lugar donde pretendo expresar y compartir todo lo que siento. El sitio donde desahogarme.
Un escondite a la luz.
¡Deseo que os guste!


lunes, 2 de mayo de 2011

Shh...!

¿Qué es el silencio? Abstención de hablar o falta de ruido.
¿Qué significa el silencio? y... ¿mis silencios? Cada uno de ellos está cargado de significados, de sentidos.. cada uno envía un mensaje, bastante confuso para quien no me conozca o sólo me conozca superficialmente.
Cuando estoy enfadada guardo silencio porque no quiero dañar con mis palabras lanzadas desde la ira, o simplemente me niego a rebajarme al nivel de insultar mezquinamente a otra persona (se lo merezca o no).
Cuando estoy cansada, el silencio impera, porque necesito estar tranquila, recomponerme.
Cuando estoy con alguien muchas veces guardo silencio porque quiero disfrutar de esa persona, quiero disfrutar del momento.
A veces, tan solo es una forma de mostrar respeto a la persona con la que hablo, dejando de lado un cierto egoísmo que todos tenemos para dejar paso a esa persona con la que estoy.
Pero ante todo cuando estoy con “esa” persona, mi silencio implica toda la pasión que puede brotar dentro de mí y que la expreso con mi silencio, poniendo mis otros sentidos en acción, para demostrarle que dentro de mí hay un caos por su culpa.
Escucho porque quiero aprender, aprender aún más a valorar a esa persona, aprender cómo es y lo que necesita, aprender cómo funciona su mente, cómo mueve su boca, cómo mueve sus ojos, sus manos.
Mi silencio entonces se convierte en una expresión sublime de amor... y si hablo mis palabras sonarían rompiendo un silencio, un instante, un momento... y no tendrían sentido, ningún sentido.

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