La leyenda:

Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles daban manzanas de oro.
La diosa Gea había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para Zeus y Hera.
Las Hespérides cultivaban el Jardín y éste era custodiado por Ladon, un fiero dragón que arrojaba fuego por sus cien cabezas.
Hércules, el héroe más grande de la antigüedad, recibió la misión de realizar doce tareas, consideradas muy difíciles y conocidas como "Los doce trabajos de Hércules". El undécimo trabajo de éste consitió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Las manzanas fueron entregadas a la diosa Atenea, quien las devolvió al jardín y sus jardineras, las Hespérides.
En cuanto a Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas, sigue vivo en us hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda la sangre, que manaba de las herdias mortales del dragón, cayó sobre el jardín y de cada gota creció un drago.

Bienvenidos/as

El Jardín de las Hespérides es un lugar donde pretendo expresar y compartir todo lo que siento. El sitio donde desahogarme.
Un escondite a la luz.
¡Deseo que os guste!


miércoles, 4 de mayo de 2011

Dicen:

Dicen que la paciencia es una forma de menor desesperación disfrazada de virtud, que quien tiene paciencia obtendrá lo que desea, que es amarga pero que sus frutos son dulces, que la paciencia es la fortaleza del débil y la impaciencia la debilidad del fuerte, yo digo que la paciencia es buena pero cansa.
Dicen que el cuerpo aguanta todo lo que le echen, que no hay mal que dure cien años, ni tarugo que los aguante, que hierba mala nunca muere, que los buenos perfumes, al igual que los venenos, vienen en frascos pequeños, que el mundo está en manos de aquellos que tiene el coraje de soñar y correr el riesgo de vivir sus sueños. Que todo el mundo merece una segunda oportunidad, pero también están los que dicen que las segundas partes nunca fueron buenas.
Dicen que a veces la mejor forma de llorar es sonreír, que a mal tiempo buena cara, que Dios aprieta pero no ahoga, que tras la tempestad llega la calma, que nadie entra en tu camino por casualidad y que tú no entras en la vida de nadie sin ninguna razón, que valor es lo que se necesita para levantarse y hablar, pero también es lo que se requiere para sentarse y escuchar.
Dicen que duele más una decepción que una traición, que uno no es especial por sus dones, sino por sus acciones, que es muy fácil decir ¡Te quiero!, lo difícil es demostrarlo, que el hombre que siente mucho habla poco, que hay cosas tan importantes que han de descubrirse por sí solas.
Dicen que a veces es necesario entender que una retirada a tiempo no es siempre un acto cobarde, que hay que mirar el futuro, sin olvidar por ello el pasado ni dejar de vivir el presente, que hay que pensar las cosas dos veces antes de decirlas, que vale más un silencio que una palabra vacía, que no hay que gastar energía en cosas inútiles y que nos hagan sufrir, que siempre hay que buscar el lado bueno de las cosas.
Dicen que hay que saber reconocer los errores propios y no limitarse a tratar de corregir a los demás, que todos tropezamos dos veces en la misma piedra, que de los errores se aprende, que rectificar es de sabios, que más vale tarde que nunca, que la peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y sentir que no está, que es preferible perder una batalla por un sueño, que ganar una lucha sin saber por qué.
Dicen que la ocasión hay que crearla, no esperar a que llegue, que no hay cosas sin interés, sino personas incapaces de interesarse, que el cansancio trae consecuencias una de ellas es la falta de interés y la otra la perdida de los sentimientos.
Dicen que no se equivoca el ave que ensayando el primer vuelo cae al suelo, se equivoca aquella que por temor a caerse... renuncia a volar, que el mayor placer que hay en la vida es hacer aquello que la gente te dice que no puedes hacer, que aparentar tiene más letras que ser, que los perdedores dejan que las cosas pasen, mientas que los triunfadores hacen que las cosas pasen.
Dicen, dicen y seguirán diciendo… ¿pero sabes que digo yo? Que hoy, me gustaría decir ¡BASTA

No hay comentarios:

Publicar un comentario