La leyenda:

Atlas tuvo tres hijas, las Hespérides: Egle, Eritia y Aretusa. Las tres vivían en la tierra más occidental del mundo, unas islas maravillosas en el Océano Atlántico, un paraíso terrenal donde el clima era benigno y donde los árboles daban manzanas de oro.
La diosa Gea había hecho brotar esas manzanas como regalo de bodas para Zeus y Hera.
Las Hespérides cultivaban el Jardín y éste era custodiado por Ladon, un fiero dragón que arrojaba fuego por sus cien cabezas.
Hércules, el héroe más grande de la antigüedad, recibió la misión de realizar doce tareas, consideradas muy difíciles y conocidas como "Los doce trabajos de Hércules". El undécimo trabajo de éste consitió en robar las manzanas de oro del Jardín de las Hespérides. Las manzanas fueron entregadas a la diosa Atenea, quien las devolvió al jardín y sus jardineras, las Hespérides.
En cuanto a Ladon, el dragón guardián muerto por Atlas, sigue vivo en us hijos los árboles llamados dragos. Según la leyenda la sangre, que manaba de las herdias mortales del dragón, cayó sobre el jardín y de cada gota creció un drago.

Bienvenidos/as

El Jardín de las Hespérides es un lugar donde pretendo expresar y compartir todo lo que siento. El sitio donde desahogarme.
Un escondite a la luz.
¡Deseo que os guste!


miércoles, 21 de septiembre de 2011

Hoy han pasado los años...

21 de Septiembre. Día Mundial del Alzheimer.

Para tí abuelita:


Quizás no recuerdes tu nombre, puede que ya no sepas ni quien soy. Muy seguramente, hasta yo haya olvidado el sabor de tus potajes. Tal vez, nada sea como antes, pero ten algo seguro, no estás sola. No estarás sola.
Hace 7 años que ya que miras al horizonte, que hablas incoherencias, que sonríes a la nada y gritas mientras duermes. Gracias que no lo sabes, no eres consciente de ello, pero has vuelto a usar pañales. Ya ves... en su día tú me los cambiaste a mí, y hoy me toca a mí devolverte todo eso que un día me diste.
Ahora te devuelvo cada segundo entregado, cada abrazo inesperado, cada mirada y cada rezo que hago.
Eres tú quien saborea mis potajes, ahora soy yo la que te acompaña al médico... quien te da la mano cuando tienes pesadillas.
Quizás nunca debió pasar, puede que odie que todo esto sea así, no por tí, sino por la causa que lleva a que esto sea así. Jamás dudes que lo hago y siempre, mientras pueda, lo haré con todo mi amor.
Por ese amor que me brindaste, brindas y sé que brindarás, incluso cuando no estés.
Porque me basta y me sobra con una de tus inocentes sonrisas para sentirme agradecida.
Porque todo cuanto sé te lo debo a tí y porque todo cuanto soy es gracias a tí y si hoy puedo cuidar tan bien de tí, es porque tú un día me enseñaste como hacerlo.







Juntas hasta el final.



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